El empate ante Shirov en la última ronda le sirvió para ganar el torneo
El G.M. Vladimir Kramnik, que arrebató el título mundial a Gary Kasparov en el 2000, vuelve al camino de los buenos resultados al adjudicarse el Grand Slam disputado en el Centro Cultural la Alhóndiga de Bilbao. Kramnik firmó sin ningún problema las tablas con G.M. Alexei Shirov, mientras que G.M. Viswanathan Anand, que podía alcanzarle en la clasificación final y obligarle a disputar partidas rápidas de desempate, no pudo ganar al G.M. noruego Magnus Carlsen.
Shirov es un jugador que por su estilo agresivo y eminentemente táctico suele crear bastantes problemas a Kramnik. Sin embargo, el español, que planteó la variante del avance del peón “f3” contra la defensa Nimzoindia no pudo complicar el juego lo suficiente como para tratar de desnivelar la posición. Las obligadas simplificaciones de material concluyeron con un final de torre y dos peones contra torre y dos peones totalmente igualado. En el movimiento 34, tras dos horas de lucha, las tablas eran el resultado natural. El campeón del mundo tenía entonces que superar a Carlsen si quería aspirar al primer premio, y aunque disponía de la iniciativa no había un camino claro hacia el triunfo. En la jugada 50, Carlsen forzó una continuación que significaba el empate por jaque continuo y otorgaba a Kramnik el triunfo del Grand Slam 2010.
“Este triunfo me sirve para liberarme de la tensión acumulada y pensar en recuperar el título que perdí ante Anand en 2008”, declaró el ajedrecista afincado por matrimonio en París . “Estoy en un punto de carrera donde creo que he alcanzado un equilibrio entre la experiencia y la energía que debo de dedicar a las partidas; cuando tienes más edad no puedes compensar la falta de energía con la experiencia”, añadió.
“Creo que los aficionados no envidiarían a los grandes maestros si supieran que durante los torneos dedicas 12 horas a jugar y preparar las partidas”, manifestó el ruso. Sobre su régimen de vida en Bilbao declaró: “Me levantaba entre las 12 y la 1 de la tarde –los juegos empezaban a las 16,30-, y he aprovechado la ausencia de mi mujer, que esperó que no se entere, para salirme del régimen y comer de manera algo más copiosa”.
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